Las Tutorías: ese gran desconocido

Llegas del instituto, donde la relación con los profesores era más informal, donde algunos incluso tenían licencia para darte de vez en cuando una colleja, y donde las dudas se preguntaban en clase y los problemas se resolvían en las aulas… Y todo lo que se hiciera dentro de los dominios del instituto era, ni mas ni menos, el temario que entraría en el examen y el tipo de ejercicios que te caerían en él; sin sorpresas (al menos generalmente).

Y nada mas aterrizar en la facultad notas como ese tipo de profesores disminuye hasta límites insospechados… O al menos eso es lo que te parece a ti ver durante las clases magistrales en muchos casos.

Sin embargo, ¡¡las tutorías se inventaron para algo señores!!

Y es que es allí donde el profesor termina de conocerte, donde le puedes llegar a demostrar el interés que sientes por su asignatura, donde puedes solucionar las dudas que no te atreves a preguntar en clase o que te surgen durante el estudio…y en muchas ocasiones donde el profesor al que no entiendes ni papa en clase, se explaya con explicaciones completamente entendibles y necesarias para la comprensión del temario.

Simplemente, como consejo, preparad varias dudas para aprovechar mejor la visita al despacho e id con el temario aprendido, que se note que habéis estudiado, al menos hasta donde abarquen vuestras dudas. Casi seguro que saldréis de allí con todo más claro.

Es por ello que os recomiendo altamente asistir a las tutorías. Los profesores no comen y están realmente agradecidos de que la gente vaya a ellas, por dos motivos principalmente: Para empezar porque así pueden examinar su forma de dar las clases, qué es lo que mejor han explicado o lo que igual han dejado sin matizar demasiado; y por supuesto, porque a todos les gusta que los alumnos muestren interés por su asignatura. De otra manera no saben si es que todo el mundo ha entendido la asignatura o es que todo el mundo la ha dejado.

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