¡Que empiece la función!

Un año más llega septiembre, y con él un nuevo curso. Hay quien empezó a principios de mes, otros llevamos apenas una semana de clases o más bien de presentaciones, y otros aún tienen un fin de semana para despedir sus vacaciones. Pero lo que está claro es que empieza la época de estudio.

Los nuevos llegaréis a la universidad y en algunas clases os preguntaréis por dónde está el libro de texto a seguir, en otras no entenderéis ni papa de lo que está diciendo el profesor…y llegarán los agobios. No os creáis que esto solo pasa con vosotros, que los que no somos nuevos aún seguimos así en algunas asignaturas. 

Lo normal es pensar que para ello existen los profesores particulares y las academias. ¡Craso error! Y a continuación os detallo el por qué de esta afirmación tan rotunda.

  • Para empezar, «cada maestrillo tiene su librillo». No todos los profesores resuelven problemas de la misma manera, y no todos admiten utilizar en sus exámenes metodologías distintas a las enseñadas en clase. 
  • Como segundo punto, y no por ello menos importante, está la especialización de los profesores extra-universitarios que te vas a encontrar. Para asignaturas básicas de matemáticas y física, siempre vas a encontrar a algún matemático o físico que te las pueda impartir bien, y que además conozca a los profesores tuyos porque hayan sido también profesores suyos. Sin embargo, para asignaturas específicas de cada carrera… ¿quién nos las va a impartir? Aquí ya no sirve un «esto es una estadística aplicada a las telecomunicaciones» o un «bueno, yo se manejar matlab, así que puedo enseñarte a realizar tus prácticas de modulación de señales». Es muy raro encontrar telecos dando clase en academias…y si no son telecos, probablemente no te puedan ayudar todo lo que necesitas con la asignatura, puediendo llegar a cometer fallos al darte las fórmulas a utilizar o no abarcar todo el temario.
  • Y ya por lógica pura y dura… Al precio al que está ahora mismo el crédito en una ingeniería (sobrepasando los 40€ para segundas matrículas y casi rozando los 90€ para terceras), deberíamos explotar al máximo esa inversión que nuestros padres o nosotros mismos estamos realizando. Los profesores de la universidad no son seres inaccesibles, y de hecho, estarán contentísimos de que sus alumnos utilicen las tutorías y pregunten cada duda que les surja. Como ya expliqué en un post anterior, esto es bueno para nosotros y para ellos. Además, así nos ahorramos los casi 100€ mensuales que nos puede suponer una academia.

Y con esto no quiero decir que si alguien quiere ir a una academia, no vaya; sino que debéis estar al tanto de qué estáis contratando, quién os va a impartir la materia…y sobre todo, revisar los apuntes que os den y contrastarlos con lo dado en clase. Pos supuesto, la opción óptima en caso de recurrir a ayuda exterior a la universidad, no prescindiría de las clases presenciales y las tutorías. Nunca está de más que los profesores nos conozcan y vean que nos interesamos en su materia.

Eso sí, es imprescindible, sea cual sea el camino que tomemos, empezar a estudiar desde el primer día. Llevando las asignaturas al día 

Dicho esto, ¡ánimo con el curso, que todo se puede sacar!

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